lunes, 9 de abril de 2007

Mis noches madrileñas

En pleno descenso a los infiernos me vi arrastrado por el trabajo a pasarme tres días en la capital de nuestro llorado Imperio, en el marco de una suerte de curioso encuentro con más seres de mi especie. Dadas las condiciones en las que iba, no me encontraba yo precisamente en el mejor momento de mi vida, con lo que el mayor de mis objetivos era desconectar por unos días de las penurias que rodeaban mi Yo y mis Circunstancias. Pues bien, en estas especie de "ejercicios espirituales" nos encontraríamos unos 20 ejemplares de humanos/as dispuestos a pasarnos los próximos tres días juntos, sin salir del hotel. Apasionante.
Primer choque: las habitaciones son dobles, y las camas están juntas, pero bien juntas. Vaya.
Segundo choque: mi compañero de habitación es sonámbulo. Así como lo oyen. Yo le pregunté de coña, nada más conocerlo, si roncaba, pues era el dato que más me interesaba de él en ése momento. Zarandajas como el nombre o su lugar de procedencia me la traían bien floja. Si roncaba o no era lo que me preocupaba, y en la vida hay que aprender a priorizar. Pues bien, el sujeto me dice que no ronca, pero que sufre de sonambulismo. Y me lo dice riendo. Yo me lo tomé como a cachondeo, pero no. Era sonámbulo, de pies a cabeza. Serían las tres y media de la noche cuando el interfecto se arranca con un grito que me puso los pelos como escarpias, enseguida me levanté de la cama de un ágil salto, le di a la luz con un decidido movimiento de mano, y raudamente miré qué coño le pasaba. Y no le pasaba nada. Estaba allí, riendo por lo bajinis y medio despierto por el susto que yo le había dado al saltar de la cama. Con los nervios de punta intenté dormir, no sin antes echarle en cara lo cabrón que era. Ya había confianza para eso y mucho más. Al cabo de más o menos dos horas, y yo dormido con la luz encendida por el miedo que me entró, el fulano que se incorpora de nuevo y comienza a farfullar unas palabras ininteligibles, con la mirada perdida. Me cagué, primero de miedo, y después en su madre. No me lo podía creer.


Mi deseo ante el sonámbulo gritón

Al día siguiente me negué a compartir lecho con un descerebrado semejante, y decidí cambiarme de habitación, llendo a parar a la de otro especimen con el que había hecho buenas migas el día anterior, y cuyo compañero de habitación no dormía la segunda noche. Yo, que lo que quería era estar entretenido, pensaba que a lo mejor había sido una mala decisión, porque prescindiría de otra noche de anécdotas. Qué equivocado estaba. Llegué a la habitación y me lo encontré en cama, viendo Cuarto Milenio. Perfecto, dije para mi, un puto friki colgao, habrá tema de conversación. Y la hubo, vaya si la hubo, dos horas de cháchara, hablando de temas tan diversos como Clint Eastwood, Maeterlink, las psicofonías o Lovecraft....le conté mis penas, y él me dice: "Siento que estés mal, pero siento mucho más que seas hetero". Glups. Yo, persona educada donde las haya, dije: "Pues si", a lo que él contestó, con un gruñido: "Pues si". Yo, que ya andaba con los nervios exaltados por mi propia situación y por la noche pasada con la niña del exorcista, me dió un ataque de risa (interior) pensando que, joder, que me dejen dormir una puta noche en paz, que uno no está para esos trotes. Aunque realmente por lo que me reía era pensando en el momento en el que se lo contara a mis allegados. Buenas risas hubo, éso está claro. El caso es que mi partenaire se dió la vuelta, y se durmió. Así, sin más. Y yo tuve la sensación de como si las dos horas que estuvimos hablando, él estuviera esperando el momento preciso para decírmelo, ah, todos los hombres son iguales, en cuanto no hay temita, ala, a dormir. Snif, snif....ni me llama....ni me escribe.....

5 comentarios:

Anónimo dijo...

De la sartén a las brasas...Esto vuelve a demuestrar una de las más viejas y recurrentes leyes de Murphy, aquella que reza "cualquier situación por muy mala que sea siempre será susceptible de empeorar". Creo además que deberías plantearte muy seriamente la posibilidad de cambiar de trabajo y dejar esa vida bohemia que llevas y que no te conducirá a nada bueno; ya ves con te tipo de especímenes te ves avocado a compartir lecho y, como tu bien sabes el roce hace el cariño -vease el caso de tus compañeros de piso...aun sigue vivo el de la jaula? ;)- en definitiva, te veo dentro de nada con un pelucón y taconazos (por supuesto en chandal!) llendo a por el pan para escándalo y desmayo de tus convecinos...aunque tu con peluca y unos buenos pechos mmmmm guapo
byez cu soon

Anónimo dijo...

Deberías salir un poco más de casa....

Unknown dijo...

bueno, cada uno tiene su cruz, yo llevo casi un mes viviendo con una loca paranoica que piensa que todo lo que digo va con segundas y se refiere a ella... y tambien piensa que me quiero liar con su novia, pero bueno, esto si que es cierto jajajajaja

Anónimo dijo...

Deberías salir un poco más de casa.....¿un poco más?....¿Todavía más?....joer pal amigo....

Anónimo dijo...

Lo que no sabes es que hubo toqueteos furtivos mientras dormias jejeje. Y a tu subconsciente le molo.
El pobre estaba necesitado de cariño o de sexo, pero respeto tu decisión, los heteros suelen ser más pesados con las tías cuando les dicen que no.
Aún así algo te debió ver porque no me parece normal que sabiendo que erres supuestamente hetero te lo diga tan directo.