domingo, 4 de marzo de 2007

Conspiración, conspiración....

Umberto Eco Eco ha publicado un nuevo libro, en este caso una recopilación de artículos aparecidos en diversos medios en los que pone su granito de arena y pus para intentar convencernos de que el progreso humano y los logros tecnológicos y científicos hace tiempo ya que no suponen un avance real para la condición humana, sino más bien todo lo contrario, como bien expone claramente en su título, en España "A paso de cangrejo". (en Iberoamérica lo han cambiado, no sé muy bien por qué, llamándose "A ritmo de camarón", supongo que por acercarlo más a la idiosincracia bailonga de ese rincón del mundo).

Umberto Eco antes de haberse dado cuenta de que la semiótica no era sexi.

Pero no quiero hablar de este libro -más que nada por no haberlo leído-, ni siquiera quiero hablar de las virtudes literarias de nuestro Buen Amado Umberto -algún día me pondré a ello-, lo que quiero es señalar las virtudes proféticas de este gordo dottore de Bolonia. Releyendo ese libro que mucha gente en los ochenta compró en el Círculo de Lectores a rebufo de "El nombre de la Rosa", para una vez leído el primer capítulo relegar a la estantería y maldecir a ese pedante escritor, me refiero a "El péndulo de Foucault", me he encontrado con esta afirmación, digna de Octavio Aceves:

"-Esta es mi interpretación...La leyenda de José de Arimatea encubre una verdad más profunda: Jesús, y no el Grial, llega a Francia, a la Provenza de los cabalistas. Jesús es la metáfora del Rey del Mundo, del verdadero fundador de los rosacruces. ¿Y con quién llega Jesús?. Con su esposa. ¿Por qué los evangelios no dicen que se casó en Caná? Porque eran las bodas de Jesús, de las que no se podía hablar porque se había casado con una meretriz, María Magdalena. Por eso desde entonces todos los iluminados, desde Simón el Mago hasta Postel, buscan el principio del eterno femenino en un burdel. Por tanto, Jesús es el fundador de la estirpe real en Francia.
-Nadie te tomaría en serio -dijo Diotallevi.
-Te equivocas, vendería cientos de miles de ejemplares.
-Santos Serafines, esta máquina se limita a decir lo que todos saben".

Él ya lo sabía. Él conocía lo que iba a suceder. Sabía que este tipo de teorías extrañas era un campo literario tan fértil que cualquier labrador, por torpe que fuese, podría sacar algún fruto de él. Lo confieso, me leí el Código Davinci y me pareció entretenido, pero lo que me asombra es que en cada revista de Círculo que me llega, más de la mitad está petada de libros con títulos tan evocadores como:

"El mapa del creador", una conspiración entre los nazis y el vaticano, con unos libros muy valiosos que tienen secretos que desestabilizarían el orbe entero.
"Equinox", un asunto sobre Isaac Newton envuelto en una conspiración de tres pares.
"El códice 632", en este caso el pobre de Cristóbal Colón se ve envuelto en una....si, amigos, conspiración.
"Ángeles y Demonios", igual que el Código Davinci, pero peor.
"El enigma Vivaldi", evidentemente, Vivaldi no era tampoco trigo limpio....
"La conspiración del templo", una innovadora mezcla entre organizaciones secretas y antiguos manuscritos.
"La biblia de barro", de una española que se ve que le va de maravilla, porque tiene varios títulos más, entre ellos perlas como "La hermandad de la Sábana Santa" y uno que apareció esta semana, "La sangre de los inocentes",bufff, pobre mujer, está claro que se graba todos los capitulos de Iker....
"El último Catón", una paleógrafa -como hacer del oficio más coñazo del mundo algo interesante-, junto con un miembro de la Guardia Suiza, en busca de un no-sé-qué mezclado con un asunto sobre los Siete Pecados Capitales.
"El club Dante", "El enigma Goya", etc, etc...
O sea, que las conspiraciones molan. Dan como gustirrinín. Es evidente, la masa lectora está encantada con que le sacudan sus creencias, que le digan cosas como que el Sr. Jesús estaba casado con una puta, Vivaldi era un asesino de masas, Isaac Newton conocía ya la vacuna del VIH ,que Cristobal Colón y los hermanos Pinzones eran unos maricones (bueno, éso ya lo sabíamos todos), o que el juez Garzón ordenó a unos sicarios colombianos disfrazados de GEOS que asesinasen a un inofensivo colectivo moruno en Leganés.

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