Los crímenes de Oxford, de Álex de la Iglesia

Álex de la Iglesia es uno de esos directores que cada vez que sacan una peli me dan ganas de verla, supongo que será por el recuerdo de lo bien que me lo pasé con sus dos primeras obras, "Acción Mutante" y "El día de la bestia"...lo malo es que también recuerdo fiascos del tamaño de "Muertos de risa" con lo que se me quitan las ganas de ir a gastarme los cuartos al cine (que ya va por más de seis euros...después se extrañan de que la mula no pare ni pa mear). De hecho, después de la "La comunidad" (que no estaba mal, todo lo contrario), le perdí la pista bastante...de todos modos, como decía la Mazagatos, "lo sigo de cerca". Pues bien, esta vez me decidí a visitar los Cinebox después de no sé cuantos meses (creo que la última fue el Internado) para ver lo que en principio parecía la típica peli de "crímenes con un fondo intelectual", pero claro, siendo de Álex de la Iglesia (recordemos su pasado friki y rolero como miembro del club de rol "Los Pelotas") pues te esperas una cosa medianamente decente. Pues no. Para nada. Podía estar filmada por cualquier otro director inglés de esos que no te suena de nada el nombre, o incluso por el mismísimo Alan Smithee. Vamos a ver. El asunto es el siguiente: un asesino que no conocemos va por ahí matando a gente que ya estaba a las puertas de la muerte y dejando una especie de símbolos en cada uno de ellos siguiendo una especie de serie lógica, que dos matemáticos (Frodo y John Hart -grandioso actor que aquí no logra salvar el asunto) no logran descifrar. El final no lo contaré para no destriparla, pero es de una tontez supina y predecible, aparte de que te quedas con cara de "tanta cosa pa´esto??".
Los personajes están muy poco definidos, por no decir que son absolutamente increíbles, lo que conlleva a que nos la sople absolutamente lo que les pueda suceder a lo largo de las dos horas (casi) que dura la peli. Para empezar, Frodo (que usa Axe, o más bien el escarbajo sudanés del tío Oswald) es un estudiante de matemáticas que llega a Oxford para que le dirija su tesis John Hart, pero ¡oh! resulta que éste es un profe con muy mala leche que no acepta realizar ese tipo de trabajos...bueno, tenemos aquí la pareja investigadora, en lo que viene a ser una especie de Guillermo de Baskerville-Adso de Melk pero en plan moderno (bonito homenaje en uno de los planos finales, con el Pórtico de la Gloria al fondo). Leonor Watling hace de chica (evidentemente) y poco más. La sosería de su personaje es mayúscula y parecen haberle sentado bien las carnes de Inglaterra, porque se le ve un poquillo fondona -algo así como a Liv Tyler en la segunda parte del Señor de los Anillos ¿Será que Frodo lleva Ritter Sports al rodaje?- , aunque he de decir que la escena del delantal y los espajetis a lo Bigas Luna me sobrecogió profundamente. Esta mujer tiene el honor de protagonizar una de las "escenas de encuentro entre el chico y la chica" -esta vez en una especie de pista de frontón- más inverosímiles, risibles y forzadas que he podido ver últimamente.

Frodo con la raqueta élfica

En fin, una película con un guión muy flojo, que se demora en situaciones y personajes que parecen existir sólo para despistar al espectador ("¿Será éste el asesino?") al mismo tiempo que acelera tremendamente escenas -como el primer encuentro entre la madre y la hija- que deberían de prolongarse un poco más para no resultar tan increíbles y forzadas.