viernes, 25 de enero de 2008
Dos caballeros de Verona, de Ur Teatro
Después de unos cuantos días sin que ninguno de los ordenadores funcionara en esta santa casa (de hecho, el portátil va para tres semanas en el servicio técnico de Toshiba para cambiarle una tecla y la batería, menuda mierda de servicio técnico), vuelvo a la carga para comentar la última obra que he visto, "Dos caballeros de Verona",una de los primeras que Shakespeare escribió, allá por el año 1590, cuando tenía más o menos 26 años (que cabrón). ¿De qué va la cosa? Pues miren ustedes, la obra toma como punto de inicio el debate entre qué es más importante: la amistad masculina o el amor.
Proteo y Valentino son colegas de toda la vida. Proteo se enamora perdidamente de Julia, y a ella dedica todos sus pensamientos y esfuerzos. En cambio, Valentino pasa de rollos y lo que quiere es ver mundo, rechazando las ataduras de cualquier tipo de relación. Es un alma libre y esas cosas, por lo que deja a su amigo de la infancia y se va a Milán, en donde se pone al servicio del duque. ¿Qué pasa entonces? Que se enamora de su hija, Silvia. En cuanto a Proteo, cuando está ya medio enrollado con Julia y le van las cosas de maravilla, resulta que se tiene que ir a Milán porque su padre no quiere que se acomode en una ciudad pequeña por miedo a que se convierta en un paleto de pueblo, por lo que lo manda a Milán, a junto su amiguete. Se va con mucha pena, deja a Julia con una promesa de amor eterno, pero el vivalavirgen, nada más llegar a Milán, se enamora de Silvia. Es entonces cuando el personaje de Proteo toma una importancia capital y pasa a ser el motor de la acción, porque ocupará todo su tiempo en joder a su amigo para que no pueda estar con ella, a la vez que intenta enamorarla de muy diversas formas. Lo que sigue es lo típico en muchas obras de Shakespeare y de la tradición de la Comedia del Arte...que si cartas para allí, que si Julia, viéndose sola, marcha a Milán disfrazada de chico...al final, en el texto original, todo se vuelve felicidad y las parejas se mantienen, al perdonar Valentino a Proteo en aras de su amistad masculina, que Shakespeare pone muy por encima del amor.
El montaje de Ur, dirigido por Helena Pimenta, está construído con muchísimo gusto, con una estética cercana al cine negro y con un Milán convertido en una especie de Cotton Club con luces de neón incluídas. El modo en cómo se van sucediendo las escenas es muestra del buen oficio de su directora, que las va empatando sin que nos demos cuenta, sin transiciones que detengan la acción en ningún momento y clarificando mucho el texto (yo para las comedias de enredo soy un desastre, si no están claras me pierdo enseguida). El espacio escénico es limpio y muy versátil y la escenografía se reduce a unas cuantas sillas y algún elemento, como un gran espejo o un trono, que nos llevan directamente de un lugar a otro. Entre los actores, destacan Sergio Otegui como un Proteo absolutamente miserable en su egoísmo y maldad -una maldad muy graciosa, de todas formas- y José Tomé como Lanza, el criado de éste, que en una escena sale con un perro y todo el mundo hace "ooooh!". En cuanto al final de la obra, el problema es cómo defender hoy en día que las parejas se mantengan después de que Julia haya sido repudiada y Silvia casi violada por Proteo, sólo porque los dos amigotes hacen las paces y se dan una palmadita en la espalda...
En fin, un precioso montaje recién estrenado que espero que les funcione bien en la temporada que ahora empieza.
Para ver el dosier de la obra, aquí.
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11 comentarios:
Hoy en día así es como funcionan las bandas latinas y demás donde las mujeres son meros floreros y lo que importa es ser un colega del grupo.
Parafraseando a Roosevelt «sí, es un hijo de puta, pero es NUESTRO hijo de puta».
Cuántas veces tiene sonado éso de "joder, es un hijo de puta, pero es que es un colega, qué le vamos a hacer"
Pues no veo clara la relación con las bandas latinas, me cuadra más la frase de: "No nos vamos a cabrear por una tía"
La verdad es que sí, tienes razón. Lo de las bandas suena más al Romeo y Julieta del Leonardo Dicaprio o a "West Side Story", pero bueno...el caso es abrir debate: ¿hasta cuándo la amistad se puede interponer ante un amor -o calentón, vamos-?...No hace falta que sean amigos de toda la vida, como el caso de los de la obra...imaginémonos una amistad más reciente -como decompañeros de trabajo, por ejemplo...
Es un tanto sorprendente que seas tú quien saques el tema ...
Espera que me saco el puñaaaaaaaal!!!!!!!!!!
O_- ¿¿¿¿¿¿¿Perdónnnnnnnnn???????
Nada, que según parecen hay cosas que no se perdonan...ni pasados doce años...
El Sr. Dian no olvida.
Es un no habitual del perdón.
Perdonar es de débiles. Olvidar es de cobardes.
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