domingo, 8 de marzo de 2009

Ladrón de bicicletas, de Vittorio de Sica


En épocas de crisis como la que estamos viviendo, siempre está bien mirar atrás y ver que, para crisis crisis, las de postguerra. Eso si que eran crisis, CRISIS con mayúsculas, las madres de todas las crisis. Y de eso va esta película, obra cumbre de eso que se le ha venido en llamar Neorrealismo italiano, que a finales de los años cuarenta reaccionó contra los melodramas epopéyicos propios de la época de Mussolini y se dedicó a sacar las cámaras a la calle para filmar la realidad directamente. De hecho, el protagonista de ésta no era actor profesional, sino un simple trabajador de una fábrica de armas, a la que volvió una vez terminado el rodaje. El pobre, cuando entró en quiebra la empresa para la que trabajaba, decidió volver a probar suerte en el cine, pero sin ningún tipo de éxito. 
La historia trata de un hombre al que le roban la bici, que era lo que le proporcionaba un trabajo de cierta estabilidad, y su búsqueda subsiguiente...y nada más. Vamos, que no hay más que esto, ni falta que hace. Ver al hombre este, con una cara de tiempos pasados que hace que se parezca al abuelo de cada cual (más o menos, tiene esa cara que vemos en las fotos de las despedidas de los emigrantes a América de los años 30 o 40), y sobre todo, ver a su hijo acompañándolo, en lo que para mí es la mejor interpretación infantil que vi hasta el momento (sí, incluso mejor que Makaulay Kulkin, imagínense el prodigio) es un gustazo. A los quince minutos parece que va a ser de llorar hasta no parar, pero después la cosa gira por otros derroteros, no se hace nada cursilona y mantiene muy bien la atención hasta el final, o sea que la recomiendo fervientemente, una vez que se han dejado atrás los prejuicios de "peli cultureta", que bueno, es cierto que puede oler a eso, pero da igual, que es muy buena y se ve muy bien, y además es cortita, cosa que yo agradezco mucho en una película en la que no salgan hobbits. 
Como ejemplo, pongo una escena muy bonita, del padre y el hijo, desesperados por no encontrar el objeto de deseo, ahogan sus penas en un restaurante, en el que hay un  niño rico muy feo:


4 comentarios:

El Señor No Puedo dijo...

Ésta la vi hace algunos añetes, en el programa del whiskero fumador. Es más bien del género del colega, por aquello de la moraleja final, huelo que algo impuesta por el vecino. No se le puede negar el realismo (recomiendo no verla si estás deprimido, divorciándote, etc.), en lo que ayuda el hecho de actuar gente no profesional. En parte nos viene a decir el argumento que eso de "pobre y honrado", ya veremos, que cuando el hambre y la pobreza aprietan, el sentido de lo que llamamos "humanidad", "solidaridad", "comprensión", se echa un poco a un lado del camino. De repente se alza una especie de muro de irracionalidad y sólo escuchamos "el sonido del silencio". Burros somos si pensamos que somos una sociedad tan avanzada. Olvidamos con frecuencia que hace falta muy poco para que todo eso se vaya al garete. Pensad que sin corriente eléctrica volveríamos a la edad de piedra en tres días máximo. Eso habla de cuánto estamos preparados para ser pobres, usease para sobrevivir.

Dragomira dijo...

Pues sí señor, mú bien explicau.
Lo de la moraleja final, esa horrible frase que chirría en los oídos justo al final de la peli, creo que fue una imposición franquista a la película, y que en el original italiano no existía (al menos eso es lo que me han dicho). De todos modos, recomiendo bajar el volumen justo cuando el niño le da la mano al padre al final, seguro que gana muchos enteros.
Lo de Blinderness es una versión del Ensayo sobre la ceguera, a saber lo que han hecho con ella...¿está Danny Glover!!??

El Señor No Puedo dijo...

Pues parece que al propio Saramago no le disgusta. Lo del Glover, yo diría que sí, o, si no, se les coló la foto a los de IMDB. Siguiendo con lo de la ceguera, yo esperaría al bittorrent XD.

Anónimo dijo...

Comentar que si el gobierno va a insuflar 300 millones de euros como poco a los bancos en "ruina" de este bendito país, he sacado del zurrón de piel de castor, mi viejo ábaco y me he puesto a calcular tanto de día , usando el reloj de sol del viejo sauce, como de noche, donde debía tirar de clepsidra, para controlar las horas nocturnas...Con el canto del viejo y desplumado gallo ciego que tenemos en el corral, las bolitas del ábaco semejaban semillas de la desesperación.....
Si en españa viven 40 millones de personas, y los bancos nos dieran ese dinero a nosotros, pués tocaríamos a 7.5 millones por cabeza, con lo que no solo se acabaría la crisis, sinó que TODO ESPAÑOL DE DIOS SERÍA MILLONARIO.
Así que se dejen de chorradas y haga caso de mi SR. ZAPATERO